Por qué será que los viernes tienen un sabor especial. Mi propuesta es que en el calendario deberían pintarse en otro color. Si el rojo es para domingos y festivos, yo quiero viernes pintados de rosa. No es ni el rojo que nos alegra, relaja y distensiona, ni el negro de un día laborable. El viernes teñido de rosa nos haría asomarnos al calendario semanal con otro espíritu. El desánimo al empezar la semana se suavizaría. No es lo mismo ver un lunes que nos quedan cinco días de trabajo que pensar que son cuatro más el viernes.
No he visto en los programas de los partidos políticos que ninguno lo lleve como propuesta. Seguramente significaría un tanto a favor de quien quiera apuntárselo. Estoy convencido que los viernes el rendimiento de los trabajadores aumenta respecto a otros días de la semana. Es como si al levantarte el viernes abrieras la ventana y entrase una bocanada de aire fresco que te llena los pulmones. Aire fresco que renueva y limpia el aire viciado de toda la semana por los horarios, las prisas, la cotidianidad en definitiva.
Me uno a la frase que dice que «Si quieres disfrutar cada uno de los días de tu semana, piensa en ellos como si fueran iguales al viernes».
Se podría iniciar otro debate tan productivo y gratificante como éste, aunque yo creo que no hay debate, si hablásemos de la corriente que hace tiempo empieza a circular con fuerza, los que hablan de los «juernes». Aquí creo que el tema se complica un poco más puesto que exigiría el cambio de los calendarios de una forma un poco mas heavy. Eso de que un día pueda ser jueves y viernes a la vez, requerirá un mayor esfuerzo de explicación para ser entendido y aceptado por quienes han de aprobar el cambio.
Así y todo, lanzo mi idea de cambiar los colores de los calendarios con el rosa para los viernes y podría ser un verde claro para los juernes por su división entre dos mundos, el del prefestivo del viernes y el mediático (por lo de estar en medio) miércoles.